lunes, 27 de mayo de 2013

CULTURA SHIWIAR


1.- Idioma: Shiwiar Chicham. Las generaciones actuales son trilingües: Shiwiar Chicham, Kichwa y Espańol. El vocablo “Shiwiar” es multisemántico o tiene más de un significado.
Por ejemplo: “Ii shiwiar” significa “nuestra familia”; “shiwiartikia” significa “nosotros como los shiwiar”; “eakmint shiwiar” significa “cazador” y denota una identificacación cultural como “los conocedores de la selva” o “personas capaces”, o “aquellos que pueden valerse en la vida”. Los Shiwiar han sido incorporados al complejo socio-etno-lingüístico; comparten ciertas características con los Achuar y Shuar de la Amazonia Ecuatoriana. De este proceso surge la adopción de la lengua Shiwiar y las prácticas culturales de esta nacionalidad.
2.- Ubicacion: Se encuentran ubicados al sureste de la provincia de Pastaza, cantón Pastaza, parroquia Río Corrientes. Los Shiwiar han sido los habitantes tradicionales de los territorios ubicados en la cuenca alta del Río Corrientes y la cuenca alta del Río Tigre. Distribuidos en nueve comunidades: Kurintsa, Tunguintsa, Cambantsa, Panintza, Chuintza, Tanguntza, Juyuintza, Pientza y Bufeo.






3.- Vestimenta: Los comuneros si bien su forma de vestir es contemporánea, no obstante, los vestidos característicos de los shiwiars es un vestido color rojo con una cinta de colores llamada “chacapa” de la cual cuelgan una especie de conchas llamadas “nupis”. Sus aretes son hechos con plumas de aves, las manillas son una planta llamada “muyo”. Los collares que son muy coloridos se confeccionan con colmillos de animales y semillas de árboles silvestres.
El hombre Shiwiar se cubre con una tela azul con rayas blancas, la cual la utiliza como una falda, suele acompañarse de una pequeña lanza. Kitiar, uno de los viejos indígenas  manifestó que antiguamente ellos “preferían mantenerse ocultos y alejarse de la civilización, pues tenían temor de las personas de la ciudad que los maten o les hagan daño”.


4.- Comida tipica: La gastronomía del pueblo Shiwiar es muy rica en variedad. Preparan exquisitos platos típicos como: ayampaco de pescado (ingrediente principal es el palmito envuelto en hojas de bijao, asado en brasa o a vapor), armadillo hornado, seco de guanta y gallina criolla, además de otros platos a base de plantas y frutos del lugar.


5.- Fiesta tradicional o costumbres:  Los actos festivos, rituales y ceremoniales siguen siendo momentos especiales en que los hombres, mujeres, niños y niñas exhiben dibujos faciales, collares, coronas, pulseras de semillas y lanzas que recuerdan su larga tradición guerrera.

viernes, 17 de mayo de 2013

LEYENDA DE ETSA



Ecuador existe una comunidad indígena llamada Shuar, nuestros abuelos nos cuentan leyendas muy antiguas que nos pasamos de generación en generación.
Los abuelos dicen que el pequeño Etsa vivía en nuestra comundad, su nombre, quería decir Sol, el valiente Sol, el generoso Sol de sus antepasados.

El abuelo Arútam -que en shuar quiere decir Poderoso Espíritu Tigre de la mañana- mientras caminaba por la selva, entre gigantescos matapalos y frondosos copales, chambiras y pitajayas, relataba a los niños de qué manera el luminoso Etsa le devolvió la vida a los pájaros.

Iwia es un demonio terrible -les explicó Arútam-. Desde siempre ha tenido la costumbre de atrapar a los shuar y meterlos en su enorme shigra para después comérselos. Fue así como, en cierta ocasión, el cruel Iwia atrapó y luego se comió a los padres de Etsa. Entonces raptó al poderoso niño para tenerlo a su lado y, durante mucho tiempo, le hizo creer que su padre era él.

Cuando Etsa creció, todos los días, al amanecer, salía a cazar para el insaciable Iwia que siempre pedía pájaros a manera de postre. El muchacho regresaba con la gigantesca shigra llena de aves de todas las especies, pero una mañana, cuando apenas empezaba su cacería, descubrió con asombro que la selva estaba en silencio. Ya no había pájaros coloridos por ninguna parte. Sólo quedaba la paloma Yápankam, posada sobre las ramas de una Malitagua.

Cuando Etsa y la paloma se encontraron en medio de la soledad, se miraron largamente.

-¿Me vas a matar a mí también? -preguntó la paloma Yápankam.

-No- dijo Etsa-, ¿de qué serviría? Parece que he dejado toda la selva sin pájaros, este silencio es terrible.

Etsa sintió que se le iban las fuerzas y se dejó caer sobre el colchón de hojas del piso. Entonces Yápankam voló hasta donde estaba Etsa y, al poco rato, a fuerza de estar juntos en medio de ese bullicioso silencio en el que aún flotaban los gritos de los monos y las pisadas de las hormigas, se convirtieron en amigos.

La paloma Yápankam aprovechó para contarle al muchacho la manera en que Iwia había matado a sus verdaderos padres. Al principio, Etsa se negó a creer lo que le decía, pero a medida que escuchaba las aleteantes palabras de Yápankam, empezó a despertar del engaño que había tejido el insaciable Iwia y, entonces, como si lo hubiera astillado un súbito rayo, se deshizo en un largo lamento. Nada ni nadie podía consolarlo: lloraba con una mezcla de rabia y tristeza, golpeando con sus puños el tronco espinoso de la enorme malitagua.

Cuando Yápankam se dio cuenta de que Etsa empezaba a calmarse, le dijo:

-Etsa, muchacho, no puedes hacer nada para devolverle la vida a tus padres, pero aún puedes devolvérsela a los pájaros.

-¿Cómo? -quiso saber Etsa.

La paloma explicó: «Introduce en la cerbatana las plumas de los pájaros que has matado, y sopla.»

El muchacho lo hizo de inmediato: desde su larga cerbatana empezaron a salir miles, millones de pájaros de todos los colores que levantaron el vuelo y con su alegría poblaron nuevamente la selva. Desde entonces -les aseguró su abuelo Arútam- Etsa, nuestro amado Sol y el demonio Iwia son enemigos mortales.